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martes, 27 de febrero de 2018

Empezando en la oración



¿Qué es la oración?
La oración es hablar con Dios, es elevar a él un clamor, mejor dicho, expresarle al todopoderoso aquello que hay en tu corazón; por supuesto toda conversación no solo es dar, sino también consiste en recibir, esto implica no solo hablar a Dios sino también es escucharlo.
Orar no solo es seguir un rito religioso, no es solo repetir palabras vacías, la oración genuina es el medio en el que el creyente puede conectarse con el padre, y desarrollar la comunión necesaria para el vivir diario.

¿Cómo se debe orar?
La oración tiene muchas modalidades, y depende de la persona como debe hacerlo, por ejemplo, la biblia expresa que personas atravesó de la oración elevaron peticiones, pidieron fortaleza en la angustia, otros elevaron adoraciones y alabanzas, otros agradecimientos y hasta oraciones de intercesión por otros.
Todo depende del motivo que tengas.

¿Por qué se debe orar?
Como ya dijimos la oración es el medio para acercarse a Dios, la manera de comunicarnos con él. y para todo creyente es necesario estar en comunión con el padre como lo hizo Jesús, quien oraba en todo momento de su vida, día a día nos enfrentaremos a situación adversas, a luchas con el mundo, a tentaciones del pecado y para enfrentar todas estas cosas es necesario la fuerza que viene de Dios. Esto se consigue es atreves de la comunión intima desarrollada por la oración.

Dios dijo:
Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. Jeremías 33:3.

Dios es el primer interesado en que estemos en comunión con él.

¿Ahora bien, por donde debo empezar?

La biblia misma da la respuesta:

Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Mateo. 6:6.

Qué manera tan preciosa y magistral de nuestro Señor Jesucristo de expresar el principio de la oración. (me encanta este pasaje)

En la intimidad, empieza en tu habitación, en un lugar tranquilo y solo, tú y el padre, exprésale a  el tus deseos, peticiones, inquietudes, anhelos, debilidad, todo lo que hay en ti. Tomate tu tiempo hasta sentir que estas conforme.
Si puedes empezar con solo unos minutos, pero trata de dedicarle cada vez más tiempo hasta que se haga parte de tu vida.

Apréndete estos versos y practícalos:

Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. (Mateo 6:7-8.)
Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. (Mateo 6:5.)

Vosotros, pues, oraréis así:
(Esta expresión significa que oremos siguiendo estas líneas.)
 Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.

Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
Mateo. 6:6-13

Dedica tiempo a la oración, comparte la oración con otras personas, ten fe, hazlo de corazón y no te desanimes; nunca faltaran los que traten de obstaculizar tu vida espiritual.

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